EL
ENTORNO EDAFOCLIMÁTICO DE LAS PLANTAS DE INTERIOR.
PRINCIPALES
FACTORES: AGUA Y SUSTRATO.
Los principales factores del entorno de una
planta son:
-Iluminación
-Temperatura
-Agua
-Humedad
ambiental
-Suelo
No son objeto de estudio de este tema la iluminación
ni la temperatura. Considerando que se trata de dos factores que, en un
interior, se ajustan al bienestar de las personas que disfruten de esa vivienda
o ese espacio determinado, y no al de las plantas que puedan haber en él.
1. EL
AGUA. EL RIEGO.
·
Riego de plantas de
interior
El riego es la operación fundamental en la
conservación de las plantas y no se puede convertir en un trabajo rutinario con
una frecuencia establecida. La frecuencia de riego correcta depende de muchos
factores, como son la estación del año, tamaño y tipo de recipiente, estado
vegetativo de la planta, sustrato y condiciones ambientales puntuales.
·
Cantidad
La cantidad de agua a aportar depende de las
necesidades de cada especie y de las condiciones ambientales en las que se sitúa
(incrementar el aporte en ambientes secos, sustratos ligeros y contenedores
bajos y anchos y de material poroso), además del período del ciclo vegetativo
en el que se encuentre (mayor consumo en periodos de actividad vegetativa, y
mayor consumo los ejemplares adultos que los jóvenes).
Los indicios de un riego insuficiente son:
- El sustrato se separa del borde del tiesto de modo que el agua se
cuela con rapidez.
- Los tejidos pierden turgencia.
- Las hojas se abarquillan, normalmente comenzando por las de arriba,
y quedan lacias, colgando.
- Defoliación de la planta.
- Los márgenes de las hojas se secan.
En un riego excesivo los peores efectos tardan
tiempo en aparecer, pero los primeros signos son
- Amarillamiento de las hojas, comenzando por las basales, defoliación.
- Crecimiento deficiente.
- Más tarde a las hojas les salen manchas blandas y podridas.
- Las flores enmohecen.
- Las raíces se pudren.
Si aparece musgo verde sobre el sustrato es un
indicio seguro, pues este solo crece en ambientes constantemente húmedos. Para
salvar una planta anegada, se retira del tiesto y se planta en un nuevo
sustrato con una proporción generosa de materiales inorgánicos que garanticen
un buen drenaje.
Sin llegar a estandarizar, se pueden seguir una
serie de consideraciones:
Se debe regar con moderación:
-Las plantas durante su parada vegetativa, en
invierno. Aunque en interior muchas plantas no llegan a parar totalmente, si
que sufren una ralentización en sus funciones, lo cual, unido a condiciones
ambientales templadas-frías, marcan riegos muy espaciados.
-Las de raíces gruesas y carnosas, ya que
acumulan agua en estos órganos y no necesitan ser regadas con frecuencia.
-Plantas con hojas gruesas y/o ásperas: las
gruesas por el mismo motivo que el caso anterior, las ásperas porque transpiran
menos y retienen mejor el agua.
-Plantas en recipientes de plástico o cristal:
porque retienen el agua durante mucho tiempo. No se evapora con facilidad.
-Plantas en jardines de botella y terrarios, la
humedad ambiental que les rodea es mayor, la evapotranspiración es menor, por
tanto necesitan menos riegos.
Exigen riegos frecuentes
-Plantas en crecimiento activo.
-Plantas que tienen hojas por brotar y flores por
abrir, el consumo de agua en este momento vegetativo es intenso.
-Plantas con hojas finas o delicadas, van a
requerir riegos cortos y frecuentes, ya que sufren inmediatamente la falta de
agua.
-Plantas de hoja grande y lustrosa, transpiran
mucha agua.
-Plantas en tiestos relativamente pequeños,
porque en contendedores pequeños el agua del sustrato se pierde con mayor
rapidez.
-Plantas sometidas a una baja humedad ambiental,
consumen más agua de riego.
-Plantas originarias de lugares húmedos o
encharcados, por supuesto, necesitan más agua para vegetar.
-Plantas en tiestos de terracota, donde la
evaporación es mayor.
-Plantas que se cultivan en sustratos muy
sueltos, donde el drenaje es mayor y la retención de agua es menor.
- La forma del contenedor también interviene en
la retención de agua, contenedores bajos y anchos pierden el agua con mayor
facilidad, por lo que requieren más frecuencia de riegos y, sin embargo, los
contenedores altos ayudan a la retención de humedad en el sustrato durante más
tiempo.
·
Técnicas de riego
Las técnicas
de riego que podemos utilizar son las siguientes:
-Riego
por subirrigación: consiste en suministrar el agua de riego a las capas más profundas
del sustrato, desde donde irá ascendiendo a la zona radical por capilaridad.
Para ello colocamos la maceta sobre un plato o recipiente que llenaremos de
agua, y desde allí se irá infiltrando al sustrato. También se pueden utilizar
mechas para favorecer la entrada del agua. En jardineras y recipientes amplios
podemos recurrir al “riego por chimenea”. Consiste en colocar en una esquina de
la jardinera un tubo que penetre hasta el fondo de la misma, es decir hasta la
capa de grava de drenaje. El agua se suministra por esta chimenea de forma que
esta capa está siempre mojada.
Con este tipo de riego no se corre el riesgo de
mojar las hojas, con lo que se evitan posibles problemas de manchas y
podredumbres. Si se riega con aguas muy calcáreas o plantas de flor o con las
hojas con pelos, debemos recurrir este tipo de riego para evitar manchas en
hojas y flores. El inconveniente es el de la posible acumulación de sales en
la parte superior del sustrato, y posible asfixia radicular si el agua queda
retenida indefinidamente en el plato
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-Riegos
supercifiales: en los que suministra el agua a las capas superficiales del sustrato,
normalmente con ayuda de regaderas, mangueras… que permiten suministrar el agua
a la superficie del sustrato sin mojar las hojas. Este método deja controlar la
cantidad de agua que se da a la planta y permite que el exceso de sales
naturales en el sustrato se disuelva. Cuando el sustrato se riega desde arriba,
la maceta se llenará hasta el borde, el exceso de agua se acumulará en el plato
inferior, que pasado un tiempo se vaciará.
Dentro de este sistema debemos incluir los
sistemas de riego localizado automatizados, como el riego por goteo y el riego
por aspersión.
-Riegos
por inmersión, lo hemos descrito en el punto anterior, consiste en saturar el
cepellón de agua, normalmente para restaurar contenidos de humedad perdidos y
para el riego de orquídeas. Para ello se sumerge la maceta en un recipiente con
agua, de modo que el nivel superficial del sustrato quede algo por debajo de la
lámina de agua. Esperaremos a que la tierra desprenda burbujas y sacaremos la
maceta, dejándola drenar libremente, sin presionar.
-Riego de
bromeliáceas: La mayoría de las bromeliáceas tienen sus hojas dispuestas en roseta,
formando un vaso central que en el período de actividad vegetativa debe
contener agua (excepto cuando florezca). Esta agua se cambia cada 20-30 días.
La tierra debe estar siempre húmeda pero no encharcada. En invierno el vaso
debe estar seco.
-Riego en
cestos colgantes: En este tipo de contenedores el agua desaparece rápidamente debido a
que gran parte del sustrato se halla expuesto al exterior. Además, su posición
elevada dificulta la tarea del riego. Para facilitarla se pueden utilizar
soportes que sujeten la manguera con la que se aportará el agua; en las plantas
que lo permitan se pueden regar con la ayuda de pulverizadores, mojando
generosamente su parte aérea y dejando que escurra el agua hasta el sustrato,
es una práctica aconsejable además, porque en las capas más altas de la
atmósfera de un recinto la humedad ambiental es menor y la Tª mayor, y con la
pulverización corregimos estos valores; también podemos aportar al sustrato
cristales que retiene el agua, y que después la van liberando lentamente en
función de las necesidades.
·
El drenaje
El drenaje del agua de riego es un factor muy
importante para un correcto crecimiento de las plantas. La cantidad de agua de
riego sobrante debe ser eliminada ya que provocaría asfixia radicular y
encharcamientos, estos últimos pueden provocar problemas de enfermedades y
podredumbres. Un inconveniente del drenaje es el arrastre de elementos
importantes para el crecimiento de las plantas, y esto es algo a tener en cuenta
en la fertilización.
Para proporcionar un buen drenaje se coloca una
capa de gravilla, guijarros o cascos en el fondo del tiesto antes de añadir el
sustrato.
Si se usa un tiesto de barro con un solo orificio
en el fondo, se tapa con un trozo de maceta, lo que evitará que el agua se
lleve el compuesto sin dificultar el drenaje.
·
Calidad del agua de
riego
La mayoría de las plantas vegetan bien en valores
de pH entre 5.5 y 7.5, Algunas como las azaleas, la hortensia o la camelia, son
claramente acidófilas y tienen dificultades para vegetar con normalidad bajo
condiciones de pH superiores a 6; el ficus sin embargo, en nuestra zona vegeta
perfectamente porque prefiere pH superior a 7. Si observamos que las plantas no
crecen o florecen bien, podemos medir el pH con unos indicadores basados en
métodos colorimétricos, y si el pH es elevado se puede ajustar seleccionado
alguna de estas técnicas:
-Hervir el agua de riego.
-Dejarla reposar durante toda la noche para que
precipiten las sales de calcio, esta práctica además evapora el cloro.
-Incorporar turba desmenuzada y dejar unas horas
para que absorba las sales de calcio, después filtrar el agua.
-Utilizar fertilizantes en forma ácida (ácido
fosfórico o nítrico, diluidos en agua).
-Incorporar áxido oxálico, rebaja el pH de forma
inmediata.
No es conveniente utilizar de forma sistemática
agua destilada, aunque haya autores que lo aconsejen porque es totalmente
inerte, y aunque se fertilice, los fertilizantes se formulan considerando el
aporte de nutrientes en el agua de riego, y podrían manifestarse carencias.
·
¿Cuándo regar?
Antes de regar, se debe comprobar el estado del
sustrato con los dedos. Debe estar seco en los 2-3 primeros cm y ligeramente
húmedo por debajo.
En cuanto a la hora de riego el mejor momento es
cuando la planta está más turgente, que coincide con las primeras horas de la
mañana, y debemos evitar regar:
-En las horas de más calor para evitar estrés por
el desequilibrio térmico, y porque la planta está menos receptiva a la
absorción de agua y habrá mayores pérdidas por evaporación.
-En invierno, no se debe regar nunca por la
noche, ya que mantener un ambiente húmedo y frío alrededor de las raíces en los
momentos en los que la planta no consume agua, puede ser letal.
2.
CONTROL DE LA HUMEDAD AMBIENTAL
La humedad relativa del aire regula algunas de
las actividades fundamentales de la planta: la transpiración (pérdida del agua
a través de los estomas), es limitada si la humedad ambiental es alta. De este
modo el aumento de la Tª debe corresponderse con un aumento de la humedad
relativa del aire. Muchas veces la humedad del aire es factor limitante para el
desarrollo de la mayoría de las especies ornamentales. Un ambiente es seco
cuando la cantidad de vapor de aire es muy baja, como suele suceder en invierno
en habitaciones y locales con calefacción. Excepto los cactus y suculentas, que
se adaptan a condiciones secas, pocas plantas lo toleran.
Para mantener la humedad ambiental se aconseja
colocar recipientes con agua, en las zonas próximas a las plantas, recurrir a
aparatos humidificadores o pulverizar.
Vamos a relacionar una serie de operaciones para
aumentar la humedad ambiental:
-Pulverizar las hojas con agua a temperatura
ambiente, además de mejorar las condiciones de humedad se limpia la planta. Su
efecto es inmediato pero poco duradero, y no es una práctica que se pueda
repetir con frecuencia por riesgo a pudriciones y exceso de riego. Debemos
tener la precaución de no utilizar agua muy fría porque mancha las hojas, y no
exponer después de una pulverización las plantas al sol para evitar quemaduras.
-Se asegura una presencia constante de humedad
alrededor de la vegetación colocando la maceta sobre una capa de grava o
arcilla expandida húmeda. O colocarla dentro de un plato de agua, sobre un soporte
que impida que la maceta esté en contacto con la masa de agua.
-Otra solución es colocar una capa de turba
húmeda entre la maceta y el cubremacetas, pero si se recurre a este método hay
que asegurar un agujero de drenaje en el cubremacetas, para evitar exceso de
humedad.
-Los tutores orgánicos son otra herramienta para
garantizar una buena humedad ambiental alrededor de la vegetación, es
importante mantenerlo siempre húmedo.
-Podemos recurrir a crear una capa sobre la
superficie del sustrato que reduzca la evaporación del agua en el mismo. Para
ello se utiliza corteza de pino, arcilla expandida, guijarros, conchas,
canicas…, que además de mantener la humedad, incrementan el valor estético de
la planta.
-Por último, usar humidificadores eléctricos,
provistos de sensores que entran en acción cuando la humedad del aire desciende
por debajo de determinados niveles, que se fijan de acuerdo con las necesidades
de cada especie. Para obtener unos buenos resultado la humedad nunca debe estar
por debajo de 55-60%. Este nivel se incrementará en plantas de follaje ligero y
delgado, y en helechos, y en el caso de plantas de hojas más gruesas y
coriáceas pueden ser niveles inferiores. Para controlar la humedad del aire
debe disponerse de un higrómetro.
2.3.
SUSTRATOS PARA EL CULTIVO DE LAS PLANTAS DE INTERIOR
Un sustrato es todo material sólido distinto del
suelo, natural, de síntesis o residual, mineral u orgánico, que, colocado en un
contenedor, en forma pura o en mezcla, permite el anclaje del sistema radicular
de la planta, desempeñando, por tanto, un papel de soporte para la planta,
además del de nutrición (aunque en éste no siempre interviene).
El sustrato adecuado es aquel que:
-Es capaz
de acumular agua y nutrientes, ceder estos poco a poco a las plantas y permitir
que el líquido sobrante fluya con facilidad.
-Ofrece una
buena base a las raíces, pero sin que se apelmace.
-Regula las
oscilaciones extremas de humedad y temperatura y recuperar así el equilibrio.
En general:
-Los
sustratos porosos y fibrosos están indicados para las plantas delicadas, de
raíces carnosas y quebradizas (orquídeas, helechos, etc.), que necesitan un
sustrato muy permeable y que casi no se descomponga.
-Los
sustratos porosos y ligeros son convenientes para las plantas que, por lo general,
medran en el sotobosque, en un suelo rico en humus. Se emplean en el trasplante
de helechos, begonias de follaje, aráceas, bromeliáceas y gesneriáceas.
-Los
rododendros, azaleas y ericas no soportan la cal y necesitan un sustrato ácido
(tienen un valor de pH bajo). En estos casos sólo deben utilizarse sustratos
específicos para dichas plantas.
-Los cactus requieren sustratos con mucha aireación, por lo
que se utilizan mezclas con materiales que proporcionen gran cantidad de
macroporos.
-Las plantas de interior de mayor envergadura necesitan un
sustrato que proporcione una buena sujeción, los sustratos idóneos para estas
plantas han de tener una densidad de al menos 600-800 g/L. Esto se proporciona
con mezcla a base de tierra o arena.ç
-Las plantas de temporada, por el contrario vegetan mejor
en sustratos de densidades de hasta 400 g/L, que proporcionen una buena
aireación, más que sostén o retención de agua.
·
Principales
componentes de sustratos de planta de interior
ORGÁNICOS
Turbas. Materiales orgánicos
que resultan de la descomposición de otras plantas en ausencia de oxígeno.
Constituyen el sustrato universal. Son esponjosas, retienen mucho agua y
proporcionan una buena aireación. Su contenido en nutrientes no es alto, pero
se comercializan enriquecidas. Su acidez es elevada (pH bajo).
Corteza
de pino.
Si no incluye tanino (sustancia astringente que contienen los árboles), resulta
apta para el cultivo de algunas plantas, como las orquídeas, sustituyendo con
ventaja a otros elementos artificiales.
Tierra de
brezo.
Restos vegetales descompuestos sobre la tierra, procedentes, en general, de
brezo, castaño u otras plantas. Constituyen la tierra ideal para numerosas
plantas.
Fibra de
coco, es
un subproducto de la industria del coco. Presenta unas condiciones físicas
buenas, ya que absorbe mucha humedad y proporciona una buena aireación. Es rica
en potasio, y pobre en el resto de nutrientes. Se comercializa prensada o
disgregada. Muy interesante para planta ornamental y esquejes.
INORGÁNICOS
Se utilizan, sobre todo, para mejorar la
aireación de los sustratos y como medio de cultivo en hidroponía, caso de la
grava, la arcilla expandida o la lana de roca.
Perlita. Piedra volcánica,
triturada, calcinada y expandida. Destaca por su escaso peso. Es muy permeable
y mantiene constantes la humedad y la temperatura. Mejora el drenaje y airean
la textura de la mezcla.
Vermiculita, es un mineral con
estructura laminar, y que se prepara expandido por calor en hornos a Tª muy
elevada, de más de 2000 ºC. Posee una CIC bastante alta. Tiene una buena
capacidad de absorción de agua, lo que la hace interesante, y proporciona
aireación al sustrato.
Picón. Tierra de origen
volcánico, de mayor densidad que la perlita. Se recomienda para los cactus.
Poliestireno
expandido.
De poco peso y mucho volumen, favorece el drenaje y sustituye, únicamente por
su bajo precio, a los anteriores componentes.
Gravillas
o bolas de arcilla, se obtiene sometiendo la arcilla a 1200 ºC. Estas arcillas son
capaces de absorber agua hasta un 50% de su propio peso, lo que les permite
conservar la humedad óptima para la planta. Por otro lado, también aligeran y
oxigenan el sustrato del cultivo. Se
utilizan en hidroponía y para cubrir la superficie del sustrato.
Lana de
roca,
se obtiene por fundición a 1600 ºC de una mezcla formada por 60 % de diabasa,
20% de carbón y 20 % de caliza. Es un material totalmente estéril y
prácticamente inerte. Se presenta en tablas de cultivo y tacos de semillero,
prensada, pensada para el cultivo hidropónico, y expandida, para utilizar como
mejorante de aireación.
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